La noche de Iguala
(2015) es una película que se acaba de estrenar en México. A más de un año de
la desaparición de los 43 (entre otros muchos), Jorge Fernández Menéndez dirige
un documental que sus creadores catalogan como “verdad incómoda” y el público
como farsa lamentable.
¿Valdrá la pena hablar de Marx? ¿Valdrá la pena que Alonso Gálvez interprete a
Marx, que Alexandro Guerrero conduzca el teatro que dirige Adalberto Rosseti y
que entreviste a Marta Romo como productora de Radio Educación? ¿Valdrá la pena que la Sala Julián Carrillo de Radio UNAM
se llene para una representación de entrada libre (más la voluntad)? ¿Valdrá la
pena grabar la escena y aprovechar las redes sociales (con TeleTeatroLibre)
para retomar unas ideas que viven (pese a que muchos se empeñen en lo
contrario) desde hace más de un siglo?
Este fin de semana Serrat estuvo en
México. De nuevo. Su primer concierto en América fue en el Auditorio Che
Guevara, en la UNAM, hace cuarenta y seis años. Su último en el Auditorio Nacional. Este, abarrotado, reunía la pasión que le obligó a salir hasta tres
veces a despedirse. México está en Serrat.
El viernes 2 de
octubre a las 19:30 se representó la obra de teatro Eper, de Tania Campos Thomas y dirigida por Alexandro Guerrero. El teatro Carlos Lazo de la Facultad
de Arquitectura de la UNAM se llenó para ver una función única, primera parte
de la trilogía sobre la matanza de 1968: una extranjera (Nora Manneck) recrea
la trágica noche, sus daños y sus aledaños.